
- Hoy es el día. Definitivamente es el día - se repetía constantemente Haroldo mientras miraba a sus temerosos compañeros. El silencio era tétrico, solo se podía escuchar el leve sonido del castañeo de dientes del grupo. - Probablemente tengan frío - pensó para sus adentros Haroldo -, ya que en esta época del año las temperaturas fácilmente podrían bordear los -40° Celsius. Pero no, ese no era el motivo de los involuntarios temblores que les afectaba sino el miedo. El sudor frío y sus expresiones faciales los delataba.
Habían planeado hace mucho este
momento. Ya habían logrado sin mayores dificultades sustraer y ocultar durante
meses picos y palas de las minas de carbón, destornilladores y trozos de
plástico de la fábrica de juguetes que posteriormente afilarían para la ocasión, sin
que los inoperantes capataces se dieran cuenta. El momento había llegado, tenía
que haber llegado, este sería el último invierno en que Haroldo sería útil para
sus funciones. Con el paso de los años su cuerpo era demasiado grande para los
estrechos túneles de las minas del norte, y sus manos poco finas y muy torpes
para la confección de juguetes. Pronto sería abandonado a su suerte en el frío
polo norte, posiblemente presa fácil para las bestias cuernas que habitaban de
manera tan mal alimentada esa región.
Explosiones empezaron a sonar a
lo largo de la fábrica y la mina. Era la señal. Haroldo apretó fuertemente la
pala que sostenía en sus manos. La rebelión era inevitable. Había que
poner fin a los abusos, nunca más serian forzados a trabajar bajo el pretexto
de un mal comportamiento, debían volver con sus familias.
Todos los días Haroldo recordaba,
sin poder evitarlo, a aquel hombre con evidente sobre peso, barba descuidada y
constante pestilencia a ginebra que lo separo hace seis años de sus padres,
ahora menos que nunca.
Ahora aquel repulsivo ser yacía
en el suelo llorando a la espera de que Haroldo ejerciera todo su peso corporal
en la fría y oxidada pala que permanecía firmemente sobre su cuello, solo
quedaba pensar como explicarían todo lo sucedido una vez volvieran con sus
familias.

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